Se me antojó recordarte, con un cigarro en mano y una botella de mi mejor vino, escuchando esas mismas viejas canciones que solíamos escuchar, haciendo de este encierro una excusa para no marcharme y dejar de ver lo que me recuerda a ti cuando era feliz e infeliz, todo al mismo tiempo.
Con tantas preguntas en mi cabeza y tan pocas respuestas me ahogo en cada copa que bebo a fondo y es que ya me había acostumbrado a tus mentiras, pero no importaba mucho porque mientras mas las decías mas quería continuar contigo como expresión máxima del masoquismo.
No bastó el solo querer porque sino te tuviera aquí conmigo, nos dejamos vencer por el orgullo y el tiempo. Sin embargo el mayor golpe fueron los cambios, el pensar distinto, las peleas de ocasión y el que yo te quisiera para largo rato y tu solo por diversión.
Se murieron mis ganas de luchar mientras me preguntaba si tu querías continuar. Hoy aun te recuerdo bien como solías ser, sencillo, frío y arrogante pero con los pies en la tierra. Ya has cambiado te importan otras cosas ahora y andas por ahí fingiendo ser quien no eres. Hoy te desconocí con un gusto diferente.
Pero yo seguiré siendo la misma de siempre y me quedaré aquí sentada esperando a que te provoque recordar lo que una vez fuimos.