viernes, 2 de agosto de 2013

Encuentro casual.




Algunos lo llaman destino otros casualidad, yo le pongo tu nombre. 

No es costumbre que yo cene fuera de casa un día de rutina pero ese 04 de diciembre se me antojó compartir conmigo misma como quien solo quiere pensar y alejarse un poco de aquello a lo que está acostumbrada. Tu muy raras veces estas solo casi siempre estabas rodeado de imbéciles que alababan cada éxito que tenias cuando alcanzabas lo que te proponías. Pero esa noche solo estábamos ahí tu y yo en ese restaurant para ambos alejarnos de todo, como al encuentro de algo diferente sin saber qué solo nos atrevimos a salir en busca de un poco de liberación y así fue como terminamos uno frente a otro algo sorprendidos del encuentro repentino y sin ninguna planificación como si fuera el destino que quiso jodernos una vez mas las vidas con eso de traernos confusión y viejos complicados, pero en fin buenos recuerdos.

Pedimos una mesa para dos y comenzamos aquella extensa conversación aburrida sobre el trabajo, la familia y relaciones poniéndonos al día después de esos años separados sin saber nada entre ambos, a medida que pasaba el tiempo me daba cuenta como nos fuimos perdiendo, como ya no eramos los mismos... como ahora te interesaban otros temas. ¿Que carajos pensabas cuando me hablabas de deportes? tu mas que nadie sabias cuanto detestaba ese tema, al parecer lo hacías a propósito  siempre disfrutaste el hacerme enojar y verme molesta para luego contentarme por arte de magia en cuestión de minutos. 

Aun sonreías pero no como antes, se notaba un poco cansada tu sonrisa por eso te propuse ir a dar un paseo después de esa deliciosa cena quería comprobar si aun eras ese chico que le encantaba hacer locuras con la sonrisa viva, con ganas de disfrutar y ese espíritu vibrante que me hacía volverme loca cada vez que teníamos "esos encuentros seguidos a escondidas" durante la preparatoria.

Fuimos al parque y me miraste fijo para mencionar que ya sabias que estaba tramando, sonreí y respondí que hace horas atrás pensé que no eras el mismo pero me demostraste que me había equivocado y saltamos, gritamos y nos divertimos como antes olvidando las obligaciones, la rutina y los problemas. Seguías siendo aquel chico interesante que siempre me gustó. 

A esas alturas de la noche no quería saber porque entre los dos las cosas no funcionaron años atrás, no quería reclamos ni dramas con explicaciones incluidas solo quería una cosa que por su puesto sucedió... de la manera perfecta, ese beso con sabor a te extrañé tanto, ese beso que vino acompañado de recuerdos, que hizo que viajara por cuestión de segundos al pasado, ese beso que ahora muy bien voy a guardar en mi memoria junto con aquella especial noche porque se te había olvidado mencionar que  ahora estabas casado y aunque tu y yo sabemos que nos queremos como antes debemos volver a pisar tierra y despedirnos, me abrazaste agradeciéndome por recordarte los buenos viejos tiempos y quien eras realmente, me diste un ultimo beso para así marcharte yo quede algo vacía caminando en dirección opuesta y ansiando que regresaras y me abrazaras un rato mas, pero aun pienso en un próximo encuentro que sé no ocurrirá pero no importa porque igual todas las noches saldré a cenar quizás nos encontremos otra vez por casualidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario